Ss. Aquila y Prisca: Historia y legado de la pareja que abrazó la fe con Pablo

Ss. Aquila y Prisca: Historia y legado de la pareja que abrazó la fe con Pablo

Aquila y Priscila, una pareja judía convertida al cristianismo, dejaron una huella imborrable en la historia de la Iglesia primitiva. Su amistad con Pablo de Tarso, su dedicación a la fe y su hospitalidad hacia los hermanos en la fe, los convirtieron en ejemplos de servicio y amor.

Su historia, relatada en los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de Pablo, nos ofrece un vistazo a la vida de los primeros cristianos y a la importancia de la comunidad en el crecimiento del cristianismo.

Un encuentro en Roma y una huida forzosa

Aquila y Priscila se conocieron en Roma, ciudad que albergaba una floreciente comunidad judía. Ambos compartían la fe judía y, posteriormente, abrazaron la fe cristiana. La historia no revela cómo se produjo su conversión, pero el relato bíblico nos muestra su profunda fe y entrega a la iglesia.

Su vida en Roma se vio interrumpida por el decreto imperial de Claudio, que expulsó a los judíos de la ciudad. Ss. Aquila y Prisca (o Priscila), junto a otros judíos, tuvieron que abandonar su hogar y buscar refugio en Corinto.

La hospitalidad y la colaboración en Corinto

En Corinto, Ss. Aquila y Priscila se encontraron con Pablo de Tarso, un misionero que había llegado a la ciudad para predicar el evangelio. Pablo, un artesano que se ganaba la vida trabajando con cuero, encontró en Ss. Aquila y Priscila unos compañeros con los que compartir su vida y su trabajo. La pareja, que también se dedicaba a la fabricación de tiendas de campaña, recibió a Pablo en su hogar y le brindó apoyo económico y emocional.

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La amistad y colaboración entre Ss. Aquila y Priscila y Pablo se fortaleció con el tiempo, convirtiéndose en una relación de respeto mutuo y confianza. Pablo, en sus cartas, se refiere a Ss. Aquila y Priscila como sus "colaboradores en Cristo" y les agradece su dedicación y su servicio.

La labor misionera en Éfeso y la instrucción de Apolo

Ss. Aquila y Priscila acompañaron a Pablo a Éfeso, donde se unieron a su obra misionera. En esta ciudad, se dedicaron a instruir a nuevos cristianos, guiándolos en su fe y fortaleciéndolos en su camino espiritual.

Entre los discípulos que Ss. Aquila y Priscila instruyeron en Éfeso, destaca Apolo, un judío de Alejandría, elocuente y experto en las Escrituras. Apolo tenía un conocimiento profundo de la Biblia, pero su conocimiento sobre la fe cristiana era limitado. Ss. Aquila y Priscila lo recibieron en su casa y, con paciencia y sabiduría, lo guiaron en su fe, enseñándole el camino de Dios de manera completa y profunda.

El hogar de Ss. Aquila y Priscila, un centro de la comunidad cristiana

La casa de Ss. Aquila y Priscila se convirtió en un centro para la naciente comunidad cristiana de Éfeso. La pareja recibía a los hermanos en su hogar, brindándoles no solo un lugar para reunirse, sino también alimento, consuelo y apoyo espiritual.

Pablo, en sus cartas, se refiere a la casa de Ss. Aquila y Priscila como un lugar de reunión y de formación para los cristianos. En su carta a los Romanos, Pablo saluda a "Priscila y Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús", reconociendo públicamente su labor y su entrega a la fe.

Un legado de amor, servicio y fe

Después de su estancia en Éfeso, Ss. Aquila y Priscila regresaron a Roma, donde continuaron con su labor misionera. La Biblia no nos ofrece detalles sobre su muerte, pero su historia nos recuerda la importancia de la comunidad, la hospitalidad y la entrega a la fe.

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Ss. Aquila y Priscila son un ejemplo de amor conyugal, de servicio desinteresado y de dedicación a la causa de Cristo. Su vida y su obra nos inspiran a ser ejemplos de fe, a servir a nuestra comunidad y a dar la bienvenida a los necesitados.

El impacto de Ss. Aquila y Priscila en la historia del cristianismo

La historia de Ss. Aquila y Priscila es un testimonio del poder del cristianismo en la vida de las personas. Su conversión, su amistad con Pablo, su dedicación a la fe y su servicio a los demás, nos inspiran a vivir una vida plena y significativa.

Ss. Aquila y Priscila, junto a otros personajes de la Iglesia primitiva, forjaron un camino que ha marcado la historia del cristianismo. Su legado nos invita a ser testigos de la fe, a construir comunidades basadas en el amor y la compasión, y a vivir una vida dedicada al servicio de Dios y de los demás.

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