La Ascensión de Jesús: Un Regalo de Esperanza y Misión
La Ascensión de Jesús: Un Regalo de Esperanza y Misión
La Ascensión de Jesús al Padre es un evento fundamental en la historia cristiana, un momento de transformación que marcó el fin de la presencia física de Jesús en la Tierra y el inicio de su presencia en la Iglesia. Este acontecimiento, celebrado el cuadragésimo día después de la Resurrección, nos ofrece una perspectiva única sobre la naturaleza de la fe y la misión que nos encomienda.
La Ascensión no es un adiós, sino una transformación. La ascensión de Jesús no significa un abandono, sino una nueva forma de presencia, un estar con nosotros de una manera diferente, más profunda y universal. Jesús, resucitado y ascendido, abre las puertas del cielo y nos invita a la vida eterna. Esta promesa se nos ofrece en el texto de Hechos 1,11, donde se nos revela que Jesús está a la derecha de Dios Padre, lo cual significa que continúa presente en nuestra vida, intercediendo por nosotros y guiándonos en nuestro camino.
El Significado de la Ascensión
La Ascensión de Jesús al Padre nos habla de la victoria sobre la muerte y la entrada en la gloria del Padre. Es la confirmación de la Resurrección, la culminación de la misión que Jesús llevó a cabo en la tierra. La Ascensión nos ofrece la esperanza de una vida eterna y la certeza de que la muerte no tiene la última palabra. Este acontecimiento nos recuerda que nuestra esperanza está puesta en el cielo, en la vida eterna que nos espera en la presencia de Dios.
La Ascensión y la Misión de la Iglesia
El texto de Mateo 28,16-20 nos revela la misión que Jesús encomienda a sus discípulos: evangelizar a todos los pueblos. La Ascensión es un llamado a la acción, un impulso para que la Iglesia se levante y comparta la buena noticia de la Resurrección y la promesa de la vida eterna. La Ascensión nos llena de alegría y nos anima a comprometernos con la evangelización, siendo testigos de la misericordia de Dios en el mundo.
La Presencia Continua de Jesús
La Ascensión de Jesús al Padre no significa que Jesús se aleja de nosotros, sino que se acerca a nosotros de una manera más profunda. Aunque ya no está presente físicamente en la tierra, su presencia permanece con nosotros, en el Espíritu Santo que nos habita. El Espíritu Santo es el que nos guía, nos fortalece y nos equipa para llevar a cabo la misión encomendada por Jesús.
La Esperanza de la Segunda Venida
La Ascensión de Jesús nos da la certeza de que él volverá. La espera de la segunda venida no es pasiva, sino un llamado a la acción misionera, impulsada por la promesa de la presencia constante de Jesús. La segunda venida de Jesús será la culminación de la historia, el momento en que la creación será restaurada y el Reino de Dios se establecerá en su plenitud.
Reflexiones sobre la Ascensión
La Ascensión de Jesús al Padre nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestra misión en el mundo. Nos recuerda que nuestra esperanza está puesta en el cielo, en la vida eterna que nos espera en la presencia de Dios. Nos inspira a vivir una vida llena de amor, de servicio y de compromiso con el anuncio de la buena noticia. La Ascensión nos da la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida, la certeza de que no estamos solos y la esperanza de un futuro glorioso.
Celebrar la Ascensión
La celebración de la Ascensión nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de este evento y de reafirmar nuestro compromiso con la misión que Jesús nos encomendó. Es un día para celebrar la presencia de Jesús en nuestras vidas, para dar gracias por su sacrificio y por su victoria sobre la muerte. Es un día para renovar nuestra esperanza en el futuro, para recordar que el cielo está abierto y que la vida eterna nos espera.
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